Arrodillándote ante mí mientras estaba sentada en la silla del jardín, me abriste de
piernas y empezaste a besar mis labios vaginales de tal forma que siguió
creciendo mi clítoris dentro de tu boca. Lamías muy bien con tu poderosa lengua
y me succionabas hasta tal punto que me deshice en tu boca. Un orgasmo
impresionante que te sirvió de revulsivo para levantarte, quitarme la poca ropa
que llevaba puesta, tirar al suelo todo lo que había de desayuno en la mesa,
doblar mi cuerpo sobre ella, coger el tarro de miel, llenarte los dedos de miel, untar mi vagina y empezar
a follarme apasionadamente. Estoy cerrada, pero tras tu primera palmada en uno
de mis glúteos, me abro para que tu glande entre en mí. Después de tus
movimientos, mi humedad y la miel, te comí por entero por mi exquisita y
atrapadora vagina...
otro maravilloso relato, momentos explosivos, sin pasos previos, interesante sexualidad de mjer
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