sábado, 1 de agosto de 2015

Inicio de la pasión...

Con una destreza que me asombró, me pusiste frente a ti. Nuestros cuerpos se acariciaban apartando el agua con delicadeza. Sentía cómo mi sexo se humedecía disolviendo mi flujo con la espuma y sentía cómo tu sexo iba crecía contra mi vientre. Me mordías el cuello. Despacio. Pero consiguiendo erizar la piel de todo mi cuerpo. Sujetando con tus manos mi costado, me levantaste un poco para lamerme los pechos, devorarlos diría yo. Parecía que nunca antes los hubieses visto y encontraste en ellos un lugar para vaciar el deseo que durante días habíamos frenado al no haber tenido ocasión para liberarlo. Produciendo en mí, unos locos gemidos que inundaban toda la casa. Tu lengua húmeda recorría cada milímetro  de mis pezones y tus dientes marcaban el inicio de la pasión... 

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