Apoyándome
en el marco de la puerta justo antes de entrar en la casa te pedí con la mirada
que me acompañaras a coger suculentos bizcochitos que iban a ser nuestro postre. Al llegar a la cocina giré mi cuerpo hacía ti y cambiando el rumbo entré en el
baño. Me seguías. Parecías insaciable de mí. Y yo de ti...Cerré la puerta
mientras notaba como tus labios humedecían mi nuca. El escalofrío llego hasta
mi sexo que estaba ansioso de tenerte dentro. Lo notaste. Me cogiste con fuerza
y me pusiste contra la pared. El frío sobre mi cara hizo que otro escalofrío
recorriera mi cuerpo. Notaba tu respiración, fuerte, con mis manos sujetas
sobre mi cabeza por una de tus manos. Sentí que iba a ocurrir algo diferente. Con tu mano libre abriste mi vestido
llegando hasta mis nalgas, apretaste con fuerza. Casi sentí dolor pero quería
más. Levantaste una de mis piernas apoyando mi pie sobre el borde la bañera. Apartaste
de golpe mi tanga y sin poder respirar sentí como una furia invadía mi sexo,
eran tus dedos. Sentía una mezcla de dolor y algo de mareo por el vino. Estaba
siendo poseída con descaro por tu descaro. Sacaste sin cuidado tus dedos de mí para sentir aún más fuerte como penetrabas mi ano con tu sexo. -Ufffff…- El
dolor subió por mi espalda para acabar en mi boca y justo en el momento que iba
a gritar, tus dedos llenos de flujo entraron en mi boca para ahogar el grito.
Eras un animal poseído por el ansia y yo el cuerpo donde descargarla. Empujabas
algo más que tu sexo dentro de mí. Y yo sentía que aquel momento no podía
terminar...
Fantástico relato y fantástica imagen, he de reconocer que escribes y describes, de una forma magistral, me encanta que describas tus momentos reales o no eso no importa, y que lo adereces con magnificas imágenes, eres toda una musa.
ResponderEliminar