lunes, 24 de agosto de 2015

Hablemos...

Digamos que sí. Que a partir de hoy, tendré que comprar braguitas a diario porque cada noche las destrozas con tus dientes. Digamos que la piel de mis nalgas enrojece cada madrugada al encontrarse con la palma de tu mano. Digamos que el sofá del salón es imposible encontrarlo seco si estamos por casa. Digamos que si andamos por casa, ahorraremos en calefacción cada vez que nos encontremos en el pasillo. Digamos que los rumores se convierten en susurros con mis muñecas atadas bajo la sábanas. Digamos que ya tus dedos son los dueños de mi descaro. Digamos que una vez abierta la puerta, la ropa siempre estará por el suelo. Digamos que tu boca sellará con saliva el camino de vuelta al principio. Digamos que mi lengua marcará todo lo que de ti es mío. Digamos que ya es hora de dejar de hablar y ponernos al asunto. Digamos..


2 comentarios: