jueves, 27 de agosto de 2015

Cuerdas

Estaba tumbado en la cama, ella deslizando su cuerpo como una pantera, se puso sobre mí. Cada rodilla sobre mis bíceps. No podía moverme.
Metiste la mano bajo de uno de los almohadones y sacaste una cuerda, ataste mi muñeca derecha. Tiraste fuerte hasta que mi brazo estaba tan estirado que casi dolía .Mi muñeca palpitaba al no correr bien la sangre. Hiciste el mismo movimiento en el otro lado de la cama hasta que mi brazo izquierdo estuvo inmóvil.
Sonriendo te levantaste de la cama, no sin antes dar un pequeño golpe en mi erecto sexo que me hizo estremecer con una mezcla de dolor y morbo.
Apoyaste unos de tus pies en la cama y cogiendo algo que estaba en una silla, lo acercaste hasta tus piernas. Por favor, si hacías eso estando atado y sin poder tocarte, moriría. Era una media, de esas que llegan hasta el muslo. Y al final un encaje que sólo de verlo podía intuir increíblemente suave. Veía tu mano cómo se deslizaba hasta el final de la media para enrollarla y acercándola a tu pie derecho me miraste sonriendo. Qué ganas de comerte la boca, qué ganas de comerme esos pies.
Fuiste dando besitos por mi vientre, pecho, cuello hasta llegar a la boca y darme uno muy apasionado. Mientras me colocabas algo sobre la frente, levantando un poco mi cabeza, oh, era un antifaz….

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