Estaba tumbado en la cama, ella deslizando su cuerpo como
una pantera, se puso sobre mí. Cada rodilla sobre mis bíceps. No podía moverme.
Metiste la mano bajo de uno de los almohadones y sacaste una
cuerda, ataste mi muñeca derecha. Tiraste fuerte hasta que mi brazo estaba tan
estirado que casi dolía .Mi muñeca palpitaba al no correr bien la sangre.
Hiciste el mismo movimiento en el otro lado de la cama hasta que mi brazo
izquierdo estuvo inmóvil.
Sonriendo te levantaste de la cama, no sin antes dar un
pequeño golpe en mi erecto sexo que me hizo estremecer con una mezcla de dolor
y morbo.
Apoyaste unos de tus pies en la cama y cogiendo algo que
estaba en una silla, lo acercaste hasta tus piernas. Por favor, si hacías eso
estando atado y sin poder tocarte, moriría. Era una media, de esas que llegan
hasta el muslo. Y al final un encaje que sólo de verlo podía intuir
increíblemente suave. Veía tu mano cómo se deslizaba hasta el final de la media
para enrollarla y acercándola a tu pie derecho me miraste sonriendo. Qué ganas
de comerte la boca, qué ganas de comerme esos pies.
Fuiste dando besitos por mi vientre, pecho, cuello hasta
llegar a la boca y darme uno muy apasionado. Mientras me colocabas algo sobre
la frente, levantando un poco mi cabeza, oh, era un antifaz….
Cada día, en cada imagen... me gustas +
ResponderEliminarGracias, amor. Tú también me gustas cada día más!!!Muuuá
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